Este Santo nos da un alto ejemplo de humildad en un rasgo de su vida, que contrasta con el afán desmedido de grandezas que tanto caracteriza a los hombres ambiciosos de este mundo. Adriano era sumamente apreciado del Pontífice San Vitaliano, quien veía en él al siervo de Cristo fiel y noble, adornado de talento singular. Por todo ello, Adriano, que ejercía el cargo de abad en la abadía de Nérida, cerca de Nápoles, fue promovido a la sede arzobispal de Cantorbery; pero su humildad le hizo declinar tal distinción y se contentó con estar a las órdenes de San Teodoro, en calidad de consejero. Después de treinta años de vida ejemplar y apostólica, se durmió en la paz del Señor el 9 de enero del año 710. Dios honró su tumba obrando en ella numerosos milagros. (Se hace mención de él en las páginas 124-126).
Títulos
Abad
Festividad
09 Enero
Su nombre significa
El que viene del mar
Oración