Félix nació en Nola, distante cinco liguas de la ciudad de Nápoles. Dio a los pobres la mayor parte de su patrimonio y él se entregó al servicio de la Iglesia. Siendo exorcista, tuvo la virtud de echar a los demonios del cuerpo de los posesos. Ya sacerdote, se levantó una terrible persecución contra los cristianos y contra la Iglesia; Félix fué encarcelado, y el obispo Máximo tuvo que esconderse en un monte, llegando casi a morir de hambre. Un ángel sacó a Félix de la cárcel, cual otro San Pedro, y le condujo al sitio donde estaba su prelado, al cual halló completamente desfallecido; se lo cargó sobre sus hombros y lo dejó al cuidado de una piadosa mujer hasta que se disipara la tormenta de la persecución. Brilló la aurora de la paz, aunque por poco tiempo, pues se desencadenó otra borrasca. Perseguido Félix, se refugió en una cueva solitaria, a donde fueron a buscarle sus perseguidores; pero una espesa telaraña que Dios milagrosamente hizo aparecer delante de la cueva, les hizo creer que nada había allá dentro, de modo que nada vieron; escapando así Félix de las manos enemigas. Vivió, después de la borrasca, en medio de suma pobreza, pues todo lo daba a los pobres. El 14 de enero del año 312 comenzó a vivir la vida bienaventurada y eterna que con sus virtudes había conseguido. En él hemos de imitar, principalmente, su caridad entrañable, su humildad profunda y su admirable espíritu de pureza.
Títulos
Presbítero
Festividad
01 Enero
Su nombre significa
Oración