Cuando José y María llevaron al Niño al templo para circuncidarlo, le pusieron por nombre Jesús, que quiere decir Salvador. No era un nombre al azar, sino por intimación del Padre celestial, transmitida por el arcángel, para expresar la esencia de su ser, de su misión: ¨Le pondréis por nombre Jesús, porque Él rescatará a su pueblo de sus pecados... Un nombre sobre todo nombre, ante el que debe doblarse toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos... En ningún otro nombre obtiene nadie la salvación, ni a los hombres se nos ha dado otro nombre para ser salvados¨. En el nombre de Jesús hay algo tan dulce y tan elevado, tan sublime y tan tierno, que no podemos pronunciarlo sin que se nos abrasen los labios y el corazón. Nombre santo y poderoso, más dulce que la miel y que el panal. Nombre que repetían ciegos y leprosos: ¨¡Jesús, Hijo de David, apiádate de mí! ¡Jesús, si quieres, puedes limpiarme!¨. Nombre con cuyo poder curaba Pedro: ¨No tengo oro ni plata, pero en nombre de Jesús, levántate y anda¨. Nombre que han repetido y repetirán todas las generaciones, desde la niñez hasta la muerte. Y cuanto más desvalidos, más lo necesitamos: ¨Esos hombres con hambre de tu Nombre al hombro¨, escribe Rosales.
Títulos
Festividad
03 Enero
Su nombre significa
Oración